Y es que quisiera volar a lo alto. Volar y dejar a los mortales olvidados... Y con ellos mi cuerpo. Surgir de las aguas y elevarse hasta lo más profundo del cielo. Dejar de existir aún respirando, dejar de vivir aún con el corazón latiendo. Dejarse llevar por los pensamientos más oscuros; tan oscuros como el rayo de sol asomandose por la rendija de aquella ventana olvidada.
Y es que quisiera conocer los más oscuros de mis secretos, decifrando... intuyendo... Abatiendo complicaciones, arqueando desilusiones, rompiendo frustraciones.
Y es que quisiera dejar correr por mis venas el agua que sacia la sed, respirar la dulce calidez del aroma de la flor. Saciarme el deseo intenso mojandome los ojos con la lluvia al caer. Y quisiera responder el llamado del eco que repica donde nace la montaña. Alcanzar la luna de una sola mirada que canta, nadar hacia el infinito con un delfin de ilusiones, montarme en la estrella que me lleve hacia la quietud...
Y entonces dejarme caer... y entonces dejar... y entonces vivir...
